La película del día

Críticas de cine y cobertura de festivales

4 meses, 3 semanas y 2 días (4 luni, 3 saptamani si 2 zile, 2007)

– ¿Qué? En 1987, en la Rumanía comunista, Gabriela, una joven estudiante embarazada, decide realizar un aborto ilegal con la ayuda de su amiga Otilia. Se nos cuenta el día entero en el que lo llevan a cabo…

– ¿Cuándo? Ayer, a las 22:15 (y sí, muerta de sueño, aunque lo llevé mucho mejor de lo que esperaba)

– ¿Dónde? En el Cine Doré (Filmoteca Española)

– ¿Por qué? Porque llevábamos queriendo verla desde que la estrenaron y lo habíamos ido dejando… y es de esas películas que si no las ves así, ya no las ves (y hubiera sido una gran pérdida)

– Merece la pena porque… es brutal, dolorosamente realista, y creo que de visión imprescindible para cualquiera, aunque no por ello es fácil de ver. El rumano Cristian Mungiu recogió premios por doquier gracias a una película que plantea multitud de temas: el aborto, la fuerza de la amistad, la familia… todo con el gris telón de fondo de la Bucarest comunista. Al espectador no le extraña que un lugar tan frío y triste puedan suceder cosas tan horribles como las que pasan en la película. Técnicamente, el director va al grano, nos deja sin música durante todo el metraje y presenta a los personajes desde cierta distancia, sin que sea fácil identificarse con ellos, para acentuar el realismo imperante. Alterna momentos de cámara fija, en los que los actores tienen que soportar la cámara sobre ellos durante larguísimas secuencias (destacando especialmente la de la cena de cumpleaños) con momentos frenéticos de cámara al hombro, en los que incluso no llegamos a ver bien lo que está pasando. En ambos casos, se consigue un crear una tensión envidiable, que mantiene al espectador en vilo durante toda la película, según se van desarrollando los acontecimientos. El peso de toda la película lo lleva la actriz Anamaria Marinca, que interpreta a Otilia (la historia está, curiosamente, narrada desde el punto de vista de la amiga que no está embarazada) y que realiza una extraordinaria actuación, aguantando la presión de la cámara y transmitiéndolo todo con sus miradas. Los demás actores están bien, pero a su lado quedan ensombrecidos.

Temáticamente, se ha hablado mucho de si esta película puede crear debate, especialmente por el tema del aborto, y de que el director no se posiciona, sino que dejar sacar al espectador sus propias conclusiones. Mi impresión durante gran parte de la película era que lo que se pretendía no era criticar era más bien no el aborto en sí, sino el aborto ilegal, por las consecuencias que puede conllevar. La durísimas escenas en las que se les explica, y luego se muestra, como se va a llevar a cabo, podrían entenderse como que, si eso si hiciera un hospital, no sería tan malo. De esta manera, se denunciaría la situación en la que vivió el país durante tantos años. Pero, ya en la última parte de la película, si lo que se no enseña no es una crítica al aborto (el momento del baño, el de la basura…), no sé qué es. Es horripilante y pone los pelos de punta todo lo que pasa en esa habitación de hotel, que a mí me da más miedo que la de “El resplandor” (The Shining, 1980). A lo mejor lo que está ocurriendo es lo que se dice, que yo estoy interpretando lo que quiero, y otra persona que lo vea interpreta otra cosa. Pero a mí me queda tan claro, que no sé como todo el mundo no puede verlo. Otro tema fundamental es el del valor de la amistad, por encima de todo. Puede que a veces no se entienda o pueda parecer exagerado lo que Otilia hace por su amiga, pero es que habría que verse en la situación para saber qué haríamos nosotros.

– El momento: el del baño, al final, sin ninguna duda. Es devastador, a mí, sinceramente, se me saltaron las lágrimas. Si el director realmente como dicen, no quiere posicionarse, mala suerte porque en este momento lo hace, aunque sea inintencionadamente (cosa que no creo).

– Conclusión: esta película es como un mazazo directo al corazón. No puedo creer que alguien la vea y se quede indiferente, porque es tan cruda y directa que te choca. Y ya digo que hubo momentos en los que yo hasta me emocioné (y sin estar condicionada por la música, dice mucho). Siempre gusta ver películas de países digamos no muy comunes, y Rumanía demuestra que puede ser un peso fuerte. Si te gusta el cine europeo, hay que verla. Y si te interesas por lo que ha pasado y sigue pasando en el mundo, hay que verla más aún.

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Esta entrada fue publicada en 15 agosto, 2010 por en Cine europeo (en general) y etiquetada con , , .
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