– ¿Qué?: Los Whittaker, una acomodada familia inglesa de los años 20, reciben con estupefacción, especialmente por parte de la madre, la noticia de que su único hijo varón, John, se ha casado impulsivamente con Larita, una bella corredora de carreras de coches americana mayor que él. John lleva a su reciente esposa para que conozca a su familia en la gran casa rural que poseen. Desde el principio, la mala predisposición de la señora Whittaker hacia su nuera, que poco a poco contagia también a sus dos hijas, las hermanas de John, hará que surjan fuertes enfrentamientos entre ellas y Larita, debido a la incompatibilidad de caracteres y a una serie de malentendidos que irán acrecentando la mala situación, y que llegarán incluso a afectar a su relación con John, quien no se posiciona ni defiende a su mujer. En este ambiente, Larita sólo encontrará apoyo en Jim, el cabeza de familia, un hombre apático que no se ha recuperado de su traumática experiencia en la guerra…
– ¿Cuándo?: Ayer por la noche
– ¿Dónde?: En mi casa
– ¿Por qué?: Sigo en mi línea de ver la filmografía entera de Ben Barnes (que no es mucha), y esta película además me apetecía mucho verla y la tenía pendiente desde su estreno, pero aún no había tenido ocasión.
– Merece la pena porque… es, valga el juego de palabras, una comedia con clase (sí, que por lo menos que sirva de algo esa horrenda “traducción” que se ha hecho del título original). Recupera todo el espíritu y el encanto de las antiguas comedias clásicas, cargadas de elegancia y buen gusto. Está basada en la obra de teatro de Nöel Coward, y su primera versión cinematográfica fue una película muda dirigida por Hitchcock en 1928. En esta ocasión, es el australiano Stephan Elliot (que en los 90 dirigió la que es a mi parecer una de las mejores comedias de los últimos tiempos, “Las aventuras de Priscilla, reina del desierto –The adventures of Priscilla, queen of the dessert, 1994-) el encargado de llevarla al cine de nuevo. Elliot realiza un trabajo muy correcto, con pocas cosas que se salgan de tono, aunque si algo se le podría criticar es la falta de un aún mayor clasicismo a favor de algunas técnicas experimentales (como claramente la de la bola de billar), que no acaban de quedar bien insertadas en el conjunto. Sin embargo, nos transmite a la perfección el ambiente decadente de la época, cubierto de un falso brillo que oculta las mentiras que hay detrás. A ello también contribuye la excelente adaptación del guión, ya que si bien los afilados y sutiles diálogos son mérito del autor de la obra (ya querríamos tener un guionista original tan bueno en la actualidad), la manera de transformarlos y adaptarlos para el cine está realmente conseguida, sin que su origen teatral lastre la película en absoluto. Y junto a todo ello, se puede destacar unos cuidadísimos vestuario y decorados.
Uno de los mejores aspectos de la película es su fantástica banda sonora, compuesta por canciones interpretadas por la llamada The Easy Virtue Orchestra, que fue reunida para la película, y que versionan canciones de Cole Porter y del mismo autor de la obra original, Nöel Coward, así como otras más modernas, todas en clave de jazz, aunque también hay temas de música clásica, foxtrot, tango, e incluso el tema mítico del can-can. La música y las canciones complementan a la trama, y muchas veces se juega con ellas de modo que el espectador no sepa si son diegéticas o extradiegéticas. Especialmente destacables son las versiones de Coward que cantan dos de los protagonistas de la película, Jessica Biel (“Mad about the boy”, que es la que acompaña al magnífico comienzo) y Ben Barnes (“A room with a view” y la más bonita de todas, “I’ll see you again”). Entre tanto clásico indiscutible, sólo cabe recriminar la inclusión un tanto forzada de una versión de la canción de Tom Jones “Sex Bomb” en plan años 20, que no pega con las demás y que además acompaña a una de las escenas más prescindibles de la película.
Los actores están todos perfectos en sus papeles, los cuales parecen escritos para cada uno de ellos personalmente. La protagonista, Jessica Biel, que no ha tenido muchas oportunidades de demostrar sus dotes como actriz, se aferra con fuerza al que probablemente sabe que es el mejor papel de su carrera, y se luce. Además de estar deslumbrante y guapísima, tiene la fuerza suficiente como para cargar sobre sus hombros todo el peso de la historia, y sale airosa de todos los duelos actorales que mantiene con sus compañeros de reparto más veteranos, y además realiza su debut como una cantante bastante buena. Su pareja en la ficción, un joven Ben Barnes (que en esta película aún parece más joven de lo que era), realiza también una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha, retratando a la perfección al niño pijo y mimado, en un papel mucho más divertido y ligero de los que nos tiene acostumbrados. También descubrimos su faceta de cantante más que competente, siendo además el que más temas interpreta en la película. ¿Para cuando un musical protagonizado por Jessica Biel y Ben Barnes? Propongo recoger votos para que se lleve a cabo. Colin Firth no canta tan bien, pero se lo perdonamos por lo magnífico actor que es. En esta película (donde coincidió por primera vez con Ben Barnes antes de “Dorian Gray” -2009-), borda el papel más irónico y de frases más mordaces de todos, que recuerda muchísimo al interpretado por Hugh Laurie en “Sentido y sensibilidad” (Sense and sensibility, 1995). La cuarta en discordia es Kristin Scott Thomas, que también borda su papel de suegra borde, fría y anticuada, siempre desde una corrección exquisita. Pero en esta película brillan todos los actores, hasta los secundarios menos conocidos, como las dos odiosas cuñadas de la protagonista, dos personajes con muchísima personalidad y muy bien definidos, interpretadas por Kimberley Nixon y Katherine Parkinson, los dos hermanos de la familia vecina, Christian Brassington y Charlotte Riley, o el divertidísimo mayordomo, Kirs Marshall (que ya me encantó en “Un funeral de muerte” –Death at a funeral, 2007-).
– El momento: la escena del tango que bailan Jessica Biel y Colin Firth, magnífica, con ellos dos transmitiendo una elegancia como sólo se conseguía en las antiguas películas de Fred Astaire y Ginger Rogers (salvando, claro está, todas las distancias). Esta escena debería ser mítica dentro del cine actual, y sólo por ella ya merece la pena ver la película.
– La frase: – You should have loved me more. – I couldn’t love you any more! – You should have loved me better.
– Conclusión: da gusto poder ver una película tan distinta a lo que los últimos tiempos nos tienen acostumbrados, no por novedosa (al fin y al cabo no hace más que repetir los patrones ya existentes en películas de los 30, 40 o 50), si no por ser de un estilo prácticamente olvidado y casi nunca recuperado (con algunas excepciones, como por ejemplo “Un gran día para ellas” -Miss Pettigrew lives for a day, 2008-, que ni siquiera me convenció tanto como esta). Es esta una comedia a la antigua y a la inglesa, que no busca la carcajada fácil a través de sucesiones de gags, sino la sonrisa continua mediante diálogos inteligentes y situaciones comedidas, aunque sí tiene algunos momentos más cercanos a la comedia moderna, como todo lo que tiene que ver con el perro. En general, es elegante, entretenida, inteligente, y uno se queda muy a gusto después de haberla visto. Me alegro de que gracias a mi interés por Ben Barnes haya podido descubrir una película como esta, que para mí es absolutamente recomendable.
Me dejaste con ganas de verla. No la había visto y ni siquiera oído hablar de ella. Pero por tus comentarios, la voy a buscar. Gracias!
Muchas gracias a ti por leernos y comentar! 🙂
Maravillosa película,….Fresca y entretenida desde el comienzo hasta el final, magnificas actuaciones,…La escena del baile de tango es sencillamente hermosa, sumamente intensa, Jessica Biel y Colin Firth estuvieron impecables, quedas enganchado…. 100% Recomendada!
recién estoy anoticiándome de esta película. Ya la voy a ver, pero a priori hay un grave error, a menos que sea premonitoria. «Por una cabeza» fue grabado en 1935. Si está ambientada en los 20 y la primera filmación es de 1928, la inclusión de este tango es un anacronismo, diría, serio. No quiero terminar de leer para no encontrarme algún spoiler. Saludos.
Magnífica pelicula muy bien interpretada por todos.Da gusto verla en medio de las mediocres películas que tenemos que soportar hoy en día.
Finalmente vi la película. 1, corrijo mi comentario sobre «Por una cabeza», no es ese tango el que se baila (hay una adaptación en internet dando vuelta, bastante bien, al punto de que la creí); 2, comparto los comentarios, una comedia exquisita, muy bien pensada. La banda de sonido es hermosa, desde el jazz clásico, muy buena. Criticaría algunos detalles de producción, pero son detalles y en definitiva, es ficción. Saludos. Pablo.