La película del día

Críticas de cine y cobertura de festivales

La chispa de la vida (2011)

  – ¿Qué?: Roberto es un publicista felizmente casado y con dos hijos, desesperado porque hace años que está en paro y no encuentra trabajo. Después de que le rechacen en la última entrevista a la que acude, Roberto se marcha al hotel donde pasó la luna de miel con su mujer en Cartagena. Allí, descubre que el hotel es ahora un museo que alberga un enorme teatro romano. En la ruinas, Roberto sufre un accidente y se clava un hierro en la cabeza, quedando atrapado sin poder moverse…

– ¿Cuándo?: Ayer, martes 10 de Enero

– ¿Dónde?: en el preestreno twittero que organizó Álex de la Iglesia en la sala grande del Cine Palafox.

– ¿Por qué?: Álex de la Iglesia es un director al que sigo, me parece interesante aunque casi nunca llegue a convencerme del todo. Y sobre todo me interesaba ver al cómico José Mota en un papel protagonista dramático.

 – Merece la pena porque… hace una crítica muy dura sobre muchos de los aspectos de la sociedad actual, desde los medios de comunicación hasta la crisis económica, pasando por la propia frustración e insatisfacción personal, que son generadas muchas veces por la misma sociedad. Se trata de una de las películas menos excesivas de Álex de la Iglesia, que da la impresión de haber dejado por una vez sus locuras visuales y su visceralidad (algo que también hacía falta después de su anterior trabajo, “Balada triste de trompeta”-2010-, que era el festival de los excesos), a favor de centrarse más en la sátira social. Sátira sí, pero muy dramática. Con guión del americano Randy Feldman, especializado más en películas de acción del tipo “Tango & Cash” (1989), “Sin escape-Ganar o morir- (Nowhere to run, 1993) o “El negociador” (Metro, 1997), se nos cuenta hasta dónde se puede llegar puesto en una situación límite, incluso perdiendo la dignidad, y vendiendo la intimidad. Aunque podríamos decir que la película sigue la estela de “Buried” (2010) o “127 hours” (2010) –el mismo De la Iglesia ha dicho que su principal referencia en “La cabina” (1972), precursora de todas las de su género-, de protagonistas que se ven atrapados e inmovilizados en un lugar, sin posibilidad de escape, aunque la angustia que provoca es la misma, frente a la soledad de los personajes de las películas de Rodrigo Cortés y Danny Boyle, aquí es radicalmente lo contrario, todo el mundo está volcado en el protagonista y casi nunca está solo, lo cual es igual de triste, ya que casi todos lo hacen por interés o morbosidad. Todo un circo mediático en el que poco importa la vida o la muerte de alguien, sino el tener algo que contar, y, con suerte, ser de paso el primero en hacerlo. La película tiene mucho del humor negro y la mala leche del director, y lanza un ataque contra la telebasura (ese “Antena 5”, tan disimulado), los empresarios (esa empresa en la que se pasan el día haciendo el idiota), la economía, los bancos, el prensa sensacionalista…

La película tiene algunos baches, por supuesto, y el principal es su sorprendente caos temporal; tan pronto es pleno día como a lo minutos es de noche, una noche larguísima, por cierto, pero de las 23 horas al amanecer, pasa también rapidísimo. Además, los personajes deben viajar de Madrid a Cartagena teletransportándose, porque si no, no se explica la rapidez con la que lleguen. Las cosas pasan o muy lentas o muy rápidas, casi nunca a una velocidad normal, lo que le da, a pesar de su buen ritmo, una falta total de timing. Y no me vale la excusa de que es cine, y con eso ya se le perdona todo. Esas irregularidades evidentes descolocan al espectador, que se sale completamente de la película, ya que no se llega a tener claro cuánto tiempo ha pasado desde que el protagonista está en esa situación, o en qué momento concreto nos encontramos.

En cuanto al reparto, José Mota demuestra (aunque ya lo sabíamos) ser un enorme actor, y además, desenvolverse muy bien en el drama. El trabajo físico que hace para no moverse en increíble, pero sobre todo, destaca cómo se mete en la psicología del personaje y sabe sacarle todos los matices que tiene con gestos y miradas. A veces se le puede criticar el que su interpretación sea algo teatral, sobre todo al principio, pero por lo demás, está estupendo. Salma Hayek, la otra protagonista de la película, empieza sorprendentemente mal (algunas de sus primeras escenas, como en la que atiende al teléfono, son incluso ridículas), cosa que no se comprende teniendo en cuenta que su interpretación mejora bastante según avanza la película, pero aún así, siempre está muy artificial, como si no se creyera nada de lo que está diciendo en ningún momento. Los dos protagonistas están rodeados de todo un elenco de secundarios de lujo, con papeles más o menos largos, o incluso simples cameos. De entre los más largos, destacan un genial Fernando Tejero, ambicioso y sin escrúpulos que representa en sí mismo el sensacionalismo extremo de la telebasura, Juan Luis Galiardo, también muy bien como alcalde corrupto (aunque debería dejar de pincharse bótox, se le ha quedado una cara tan hinchada que da miedo mirarle), la siempre eficaz Blanca Portillo, el siempre habitual en las películas de De la Iglesia Manuel Tallafé,  o Antonio Garrido, que poco a poco va demostrando lo buen actor que es. Más breves son las intervenciones de Juanjo Puigcorbé, Antonio de la Torre o Santiago Segura, así como el cameo divertidísimo de Nacho Vigalondo.

– El momento: cuando están intentando cortar la barra de hierro, Roberto sufre un ataque de dolor y todos los periodistas se ponen a hacer fotos, mientras el personaje de Fernando Tejero, Johnny, aprovecha para hacer publicidad. Un perfecto ejemplo de lo que pretender precisamente criticar más la película, cómo se puede sacar partido a una situación desesperada, aunque haya una persona sufriendo de por medio.

– La frase: “Empieza el espectáculo…”

– Conclusión: quizás “La chispa de la vida” se considere una película menor de Álex de la Iglesia, y puede que lo sea. No es una película redonda, pero hace pensar y reflexionar. Sobre la vida y el mundo en el que vivimos. Porque aunque hay momentos cómicos, todo tiene un telón de triste realidad que hace que, en el fondo, sintamos más ganas de llorar que de reír. La película se desarrolla en un teatro, como metáfora del teatro que realmente es el mundo actual, un mundo morboso e insensible en el que cualquiera puede ser espectador. Y el espectáculo es la vida de cada uno.

 

2 comentarios el “La chispa de la vida (2011)

  1. Ramón
    12 enero, 2012

    Tras leer tu crítica tengo más ganas de verla.
    Cae la semana que viene si nada lo impide. Si viene firmada por de la Iglesia voy a verla, y a ello hay que añadir las ganas que tengo por ver a Mota como protagonista.
    Te comento cuando la vea.

    Besos !!

  2. Pingback: 63º Festival de San Sebastián: Cine español en la Sección Oficial (I) | La película del día

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Esta entrada fue publicada en 12 enero, 2012 por en Cine español y etiquetada con , , , , , , .
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