-¿Qué?: versión musical de la famosa novela de Victor Hugo. Jean Valjean en su exconvicto que, para poder rehacer su vida, viola la condicional y se escapa a una pequeña ciudad de la que se acaba convirtiendo en alcalde, intentando que en ella prospere el bien. Pero Valjean nunca podrá estar tranquilo, ya que el cruel inspector Javert está tras sus pasos y hará lo que sea por encerrarle en prisión para siempre…
-¿Cuándo?: Ayer, jueves 27.
-¿Dónde?: En los Cines Ideal.
-¿Por qué?: me encantan los musicales de toda la vida, y éste tuve la oportunidad de verlo en teatro hace poco más de un año y me apasionó, así que su versión cinematográfica no podía ser menos que un acontecimiento que esperaba con muchísimas ganas, más con un director y un reparto que me gustan mucho.
-Merece la pena porque… es uno de los mejores y mejor adaptados musicales de la historia. Así de simple. Hace 27 años, el compositor Claude-Michel Schönberg y los letristas Alain Boublil y Jean-Marc Natel estrenaron uno de los musicales más famosos de la historia, representado hasta en 38 países. La adaptación cinematográfica era inevitable, y aunque ha tardado, parece haber llegado en el momento justo para tener a los perfectos responsables. Yo soy de la pocas que defiende el Oscar que el director Tom Hooper se llevó por “El discurso del rey” (The king’s speech, 2010), porque ya le conocía de antes y me gustaba mucho, y confiaba en que con uno de los musicales más importantes podría demostrar su valía y cerrar muchas bocas. Aquí vuelve a centrarse en lo que ya es marca de la casa, sus característicos primeros planos y su forma de esquinar a los personajes. Hay quien lo ve como un defecto, pero yo creo que es ya algo propio del estilo de Hooper, y ¿por qué va a deshacerse de ello? Mejor eso que haber realizado un producto sin personalidad que podría estar hecho por cualquiera. Además, en un musical de este tipo, en el que hay muchos momentos íntimos, le viene perfecto, y consigue extraer toda la expresividad y hasta casi el alma de sus personajes. Peor parece manejarse Hooper en los momentos más espectaculares, en los que se muestra quizás algo falto de recursos y repetitivo, pero logra algunas escenas bastante deslumbrantes. No hay grandes escenas de coreografías típicas de todo musical, pero es que en la obra tampoco las había. Sin embargo, la dirección de Hooper queda deslucida por el caótico montaje, lo peor de la película, ya que parece haber sufrido importantes tijeretazos para que la producción no se extendiera demasiado en su, ya de por sí, larga duración. Así, muchas canciones están casi cortadas al final, o se cambia de una situación a otra sin casi dejar tiempo al espectador a pensar en lo que ha pasado. Es cierto que eso le resta puntos a una película que podría ser mejor aún siendo más larga. Por suerte, los demás aspectos de la película lo compensan de sobra, como el gran diseño de producción, con especial mención al vestuario del español Paco Delgado.
Pero los demás defectos que pueda tener la película ya los tenía el musical original, por el que se muestra un respeto absoluto, así que, aparte del acelerado montaje, se le puede culpar de muy pocas cosas genuinas. Lo que más le choca en primer lugar a alguien que ve por primera vez el musical es lo rápido que sucede todo. Claro, condensar la novela de Victor Hugo en 3 horas es un reto, y a veces no resulta del todo compensado. En la película, que es una copia perfecta de la obra, ocurre lo mismo: la primera parte está muy bien pero acaba enseguida (el personaje de Fantine, aunque muy importante, sale lo mínimo e imprescindible), en la segunda parte se le da demasiado protagonismo a la historia de amor de los jóvenes, que es lo menos interesante, aunque luego remonta con el tema de la revolución y la barricada, y acaba de una manera algo forzada, pero como punto y final es perfecto. Algunos giros de la historia resultan eso, demasiado impuestos para que sucedan porque sí, porque en el libro pasan así, pero como digo, es algo que ya sucedía en la obra original, y si uno se deja llevar por la magia del musical (algo que no es muy difícil), puedes pasarse por alto las licencias temporales. Incluso es fácil para los poco amantes de los musicales, ya que no se trata de performances dentro de una historia, sino que es la historia misma todo el tiempo, solo que en vez de estar hablada, está cantada. La mayor aportación de Hooper al género es que hizo que los actores cantaran sus canciones en directo, de modo que los temas no se interpretan como arias teatrales dispuestos a lucirse, sino que lo hacen de manera realista, cantando entre lágrimas y sollozos, con la voz rota de dolor. Y eso consigue un realismo insólito en un musical. Si a esto le unimos que las canciones de Schönberg, Boublil y Natel son de las más hermosas que se han compuesto nunca, el resultado es perfecto. Incluso la nueva canción, que pongo a continuación, “Suddenly” (muy del estilo Disney), compuesta para la película, es muy acertada en el conjunto, no se la nota metida a la fuerza.
Pero sobre todo, uno de los principales motivos por el que “Los Miserables” es desde ya un clásico entre clásicos, es porque es difícil encontrar un musical contemporáneo con un reparto tan espectacular como este. Acostumbrados como estamos a ver a actores con tirón en taquilla y premios a los que se les enseña a canturrear un poco, aquí tenemos auténticos prodigios de voces, pero que además ofrecen unas desgarradoras interpretaciones. Ya se intuía que Hugh Jackman era un muy buen actor, aunque su estancamiento con el papel de Lobezno y demás hacía que se echara en falta un rol más importante en su carrera, y aquí por fin lo ha conseguido: su Jean Valjean es absolutamente magistral. El papel del protagonista no es nada fácil no sólo por su dramatismo, sino por los registro de voz que posee, pero Jackman demuestra de sobra sus tablas teatrales y echa chorros de voz cuando son necesarios. Su interpretación, con esa mirada que lo expresa a todo y que te llega al alma, es tan devastadora como sobresaliente. Lo mismo pasa con Anne Hathaway, que con la corta aparición de su sufrido personaje se hace prácticamente la dueña de la película. Momentos como el de “I dreamed a dream” deberían ya formar parte de la historia del cine para siempre, conmovedor hasta las lágrimas, e interpretado de manera inmejorable. Hathaway se llevará el Oscar este año, y no será más que un motivo de alegría. Por su parte, Sacha Baron Cohen y Helena Bonham-Carter parecen simplemente nacidos para sus papeles, que llevan a la perfección sin un esfuerzo aparente, y su presencia proporciona siempre unas buenas risas, que vienen muy bien para liberar de la tensión del resto de la historia. Así las cosas, quien sale perdiendo del conjunto en Russell Crowe, sobre todo interpretativamente, ya que a la hora de cantar, aunque se le nota menos voz que a los demás, se esfuerza bastante y salva el tipo casi siempre. Pero es su actuación lo que no está a la altura, no cambia de rostro ni le da ningún tipo de emoción a su importantísimo personaje, a veces da la impresión de que no sabe muy bien qué está haciendo por allí.
En cuanto a los jóvenes intérpretes, destaca sobre todos Eddie Redmayne (el protagonista de “Mi semana con Marilyn” –My week with Marilyn, 2011-), que además de ofrecer una interpretación muy solvente, es el mejor cantante de toda la película, su “Empty chairs at empty tables” es brutal. También versada en musicales está Amanda Seyfried, y aunque el papel de Cosette es el menos lucido de todos, vocalmente es muy complicado y muestra una evolución increíble desde “Mamma mia!” (2008). Samantha Barks ya tenía experiencia como Eponie porque la interpretó en el concierto del 25 aniversario de la obra, y le da a su personaje muchísima personalidad. Aaron Tveit interpreta a Enjolras, uno de los personajes con más fuerza, quizás de manera algo tibia al principio, pero según avanza la película va teniendo bastante más presencia. Destacar por último a los niños Isabelle Allen y Daniel Huttleston, encantadores y totalmente profesionales.
-El momento: como he dicho, el de “I dreamed a dream” es absolutamente memorable. Pero también ponen los pelos de punta el de “One day more”, reuniendo a todos los personajes, fantástico, el de “Bring him home” (que pongo también a continuación), en el que Hugh Jackman se luce completamente, o el final, de lo más emocionante que se ha podido ver en pantalla en mucho tiempo.
-Conclusión: parecía que ya el 2012 tenía poco que ofrecer cinematográficamente, pero en el último momento ha aparecido una de esas películas que te llegan al alma. Puede que me ciegue la pasión por los musicales, pero sea como sea, hacía tiempo que una película no me emocionaba tanto, y creo que es apta para todo el mundo, porque es apasionante y épica, puro cine vamos, y eso va más allá de géneros y gustos. La película no es perfecta, tiene defectos, pero el conjunto es tan absolutamente disfrutable, que cualquier error que pueda tener parece mínimo y se pasa por alto. “Los Miserables” merece convertirse en un clásico del género, y el tiempo así lo dirá. Maravillosa, si tenéis la oportunidad no os la perdáis.
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