– ¿Qué?: el capitán James T. Kirk, su primer oficial Spock y el resto de la tripulación del USS Enterprise tendrán que emprender una de sus misiones más arriesgadas: dar caza a John Harrison, un antiguo agente de la Flota Estelar que ha perpetrado diversos atendados. Esto les llevará hasta los límites de la guerra con los Klingon del planeta Kronos, donde descubrirán el secreto que esconde Harrison…
– ¿Cuándo?: el 5 de Junio, en el pase de prensa celebrado justo un mes antes del estreno de la película.
– ¿Dónde?: en el Kinépolis
– ¿Por qué?: aunque la gente no lo crea, yo soy tan fan como cualquier otro de los buenos blockbusters, y me lo paso muy bien con ellos. Habiéndome gustado mucho la primera parte de la nueva saga de Star Trek (aún sin tener ni la más absoluta idea del tema), y con un aperitivo de 28 minutos que Paramount Pictures Spain ofreció a la prensa el pasado mes de Marzo, del que ya hablamos aquí, y que presagiaba algo muy bueno, iba dispuesta a pasarlo como una enana con ésta, más en pantallaza y 3D.
– Merece la pena porque… es puro entretenimiento del bueno, del sano. JJ Abrams es ese pequeño geniecillo que puede que sea uno, si no el que más, de los que mejor entiende cómo crear un producto de aventuras, espectacular y comercial, y además de calidad, consiguiendo hacer realidad esa complicadísima combinación entre un cine accesible a todo el mundo, sin ser pretencioso (más allá de lo técnico), ni considerar al espectador como un tonto. Libremente inspirada en “La ira de Khan” (Star Trek II: The Wrath of Khan, 1982), considerada por muchos la mejor película de la serie, “Star Trek. En la oscuridad” es más un nostálgico homenaje que un remake, con un aire clásico adaptado a los recursos técnicos más actuales. Abrams (no es ninguna sorpresa ya) dirige con soltura y se maneja de maravilla en las escenas de acción, consiguiendo que sean siempre limpias y claras dentro del aparente caos entre grandiosos efectos visuales y sonoros. Se rodea de un equipo absolutamente eficaz entre los que destaca Michael Giacchino, que tiene en esta película un auténtico vehículo de lucimiento, y lo sabe aprovechar, creando una grandiosa y colorista banda sonora menos centrada en su vertiente más melódica, con muchísima energía, reforzando la espectacularidad de las imágenes.
Al mismo tiempo, Abrams sabe mezclar esa acción y espectacularidad casi sin tregua con otros momentos más íntimos destinados a desarrollar más los personajes, por los cuales es obvio que, como gran contador de historias que es, se preocupa mucho. Resultan casi liberadores los episodios cómicos, en los que la película se aleja ya completamente cualquier tipo de búsqueda de falsa trascendencia, como con los golpes de humor del Spock de Zachary Quinto, que parece más un afectado por el síndrome de Asperger al más puro estilo Sheldon Cooper que a un vulcano. Sin embargo “Star Trek. En la oscuridad” también posee esos momentos épicos y emotivos tan propios de Abrams que poca gente sabe transmitir como él.
La película tiene una de sus grandes bazas además en su atractivo y solventísimo reparto. Abrams, como director de actores, se preocupa por mostrar sus sentimientos y reacciones, siempre acercándose a ellos con primeros planos para que el rostro sea un espejo de sus emociones. Es muy de agradecer este cuidado en un tipo de película que normalmente carece del mismo. Entre los jóvenes rostros volvemos a encontrarnos a Chris Pine dando vida al Capitán Kirk, que podría resultar un chulito irritante pero que es un personaje muy simpático, y los divertidos Karl Urban y Simon Pegg. Algo más desaprovechados John Cho y Anton Yelchin, y especialmente la parte femenina del reparto, con Zoë Saldaña, que hace poco más que de novia tonta, y Alice Eve, paseándose como una Barbie por la película haciendo de una increíble científica. Pero todo esto no importa demasiado porque, al fin y al cabo, este realmente es el show de Zachary Quinto como el bueno y Benedict Cumberbatch como el malo. Los dos actores, especialmente el último, se comen cada escena en la que salen. Cumberbatch inunda toda la película con su presencia, creando un malvado con personalidad y presencia, que es lo más importante en un personaje de este tipo. Por último, entre los mayores destacan Bruce Greenwood, Peter Weller y la presencia estelar y atemporal de nuevo de Leonard Nimoy.
– El momento: tiene momentos (más vista en 3D, lo cual, sin que sirva de precedente, recomiendo mucho) absolutamente deslumbrantes, como puede ser el de la nave Entreprise saliendo del agua al principio de la película, o dos de los protagonistas volando por el espacio de una nave a otra. Pero me quedo, cómo no, con esa mítica pelea a porrazos entre Spock y el malvado Cumberbatch, maravillosa.
– La frase: “I’m scared, Spock… help me not to be… how do you choose not to feel?” “I do not know. Right now, I am failing”
– Conclusión: se le pueden achacar defectos a Abrams, pero que sabe hacer cine y que lo entiende, eso no lo puede negar nadie. Esta película es el mejor ejemplo de cine de disfrute no sólo para alguien como yo (que, como he dicho antes, no sé nada de la saga), sino también seguidores de Star Trek, cinéfilos de todo tipo y público de a pie en general que sólo busca distraerse en una calurosa tarde de verano. “Star Trek. En la oscuridad” es eso: un espectáculo divertido, emotivo, épico y con algún momento apasionante. Eso, y no mucho más (que ya es más que suficiente), porque tampoco lo busca. Aún queda bastante por ver, pero me extrañaría mucho que no nos encontremos ante el gran blockbuster de este verano. No os la perdáis. En el cine, por supuesto.
Desde Lost soy fans de JJ… pero como tu, nunca había visto nada de Star Trek hasta que comenzó a dirigirlas y estoy feliz. La primera me entretuvo muchísimo pero la segunda….. y con ese Cumberbatch… ME HA ENCANTADO!!
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