Reseña de Miguel Delgado
En abril de 2009, un pequeño grupo de piratas somalíes capturó el carguero estadounidense Maersk Alabama cuando navegaba por costas africanas. Esa es la premisa de la nueva película de director Paul Greengrass. De primeras recomendar, para todos aquellos que no siguieran la historia en su momento y no estén familiarizados con ella, que no busquen mayor información sobre el caso. El realizador británico es conocido por haber aupado la saga Bourne con las dos últimas entregas en las que participó Matt Damon, algo muy loable teniendo en cuenta que se trata de productos de acción, un género menospreciado comparado con otros a pesar de ofrecer productos de la calidad de ambos filmes. Sin embargo, Greengrass también es un interesante radiografo de la historia actual, ahí tenemos sus films basados o inspirados por hechos históricos como Bloody Sunday, Green Zone, o la más prestigiosa United 93. Por esta última recibió una nominación a los Oscar como mejor director, aunque aún se esperaba que entregara un trabajo con el que alcanzar un estatus más prestigioso, por lo menos en la meca del cine.
¿Es Capitán Phillips ese trabajo? Para un servidor sin duda. Nos encontramos ante una película seria, cruda, con el habitual estilo documentalista pero sin mareantes persecuciones ni estruendosas escenas de acción. Aunque tiene acción, siempre real, sin superhéroes que peleen hasta la extenuación. Para aquellos que gusten de un thriller de factura impecable, enmarcado en el mundo real en el que vivimos, esta es su película. Las pegas, bueno, quizás eche para atrás a algunos espectadores como la publicidad se empeña en remarcar el personaje de un enorme Tom Hanks como un héroe por encima de todas las cosas. De alguna manera hay que vender la película, pero no me extrañaría que mucha gente se echara atrás creyendo que va a ver una patochada americanizada con un héroe que salva el día de una situación peliaguda. Eso sin olvidar que, como probable contendiente de la oleada de premios que empezará en un par de meses, ya han empezado a emerger las primeras campañas de desprestigio. Minucias para un film de estas características.
Ayuda a todo esto un inspirado guión de Billy Ray (director de la interesante e ignorada El precio de la verdad), aunque hay algún momento un poco más peliculero en sus diálogos. Pero son un par de momentos en mitad de un mar de tensión llevada con maestría, perdonable en cualquier caso. En sus aspectos técnicos, producción cuidada de primer nivel. Fotografía realista y seca, un trabajo de cámara inspirador cuando entra en materia (en su presentación abusa de unos cuantos planos aéreos del carguero de más que puede llegar a cansar, pero que es rápidamente solucionado.), un montaje que crea y apoya la tensión de la situación, un diseño de producción sin tacha… Mientras escribo estas líneas, escucho de fondo la partitura compuesta por Henry Jackman, compositor emergente, que entrega un soundtrack, si bien carente de leitmotiv o melodías virtuosas, capaz de meterte de lleno en la piel de esa gente y esa situación, haciendo el film un uso ejemplar de su música. Despojado de las imágenes, no es una música que se disfrute demasiado, pero acompañada de imágenes, su fuerza se multiplica.
Pero sin más preámbulos, el motor de la película, aquel de quien todos hablan y que probablemente estará presente en las futuras galas de este año. Tom Hanks se luce en un papel tampoco en exceso complaciente. Es un hombre normal que afronta una situación extraordinaria, como he dicho antes, sin heroicidades desmedidas. Más que un héroe, da la sensación de ser un superviviente, lo que va en coherencia con el tono del relato. Según va aumentando la presión, su actuación se echa también hacía adelante. Vamos, un papelón que parece haber recolocado de nuevo en una situación de privilegio, después de un tiempo de papeles algo discretos (aunque su participación en El Atlas de las nubes me pareció versátil e inspirada.) A su lado, resulta de lo más destacable la actuación de Barkhad Abdi como líder de los piratas. En todo momento, desde el principio, Greengrass se empeña en que esta no sea una película de blanquitosbuenos-negritosmalos. Humaniza a los personajes de un modo realista, de manera que a uno le llega el relato de un modo menos adulterado. Abdi, al igual que sus otros tres compañeros, crean un grupo de seres humanos auténticos, que no actúan como meros villanos de opereta, y eso queda bien remarcado en la actuación del reparto y en la visión del director. Eso sí, casi mejor ni hablar del «cameo» de Catherine Keener. Resulta inexplicable que una actriz de su talento se preste a un papel que no sale ni cinco minutos en pantalla, y apenas se aprecie su rostro.
En resumen, un estupendo film en líneas generales del que ya se habla como un caballo ganador para los Oscar. Habrá que esperar, aunque tampoco me parecería descabellado, siendo de momento, mi film favorito de 2013, un apasionante relato de supervivencia al que pocas pegas se le pueden poner.
Espero que el próximo proyecto que tuvo Scott con HBO sea también de esa magnitud de excelencia. Ya falta poco para ver los resultados.