Reseña de Andrea Dorantes
The cabin in the woods, película dirigida por Drew Goddard (guionista de filmes como Guerra Mundial Z y de la serie Perdidos) y Joss Whedon (creador de Buffy Cazavampiros o director de películas como Los Vengadores), nos ofrece algo realmente diferente.
Ante un trabajo de Goddard o de Whedon -y más todavía siendo un trabajo de ambos- uno nunca sabe con qué se va a encontrar, pero sí se intuye que será algo nuevo, algo sorprendente, para bien o para mal.
En el caso que nos atañe, The cabin in the woods (2012), se plantea en un principio como una película de terror. Pero pronto vemos que no se limita solo a eso, sino que se ríe del propio género de terror americano.
Empezamos a adivinar fácilmente los personajes estereotípicos -la rubia, el machote, la amiga virginal, el listo y el gracioso- y quién de ellos morirá primero y quien quedará vivo al final del metraje, como en la estructura clásica del género slasher. Estos personajes viajarán predeciblemente a una cabaña en medio del bosque, donde no hay cobertura ni apenas carreteras, y en la cual sus comportamientos seguirán el orden preestablecido por el género.
Y no solo se queda en eso sino que lo acompaña de un humor abierto unido a la subtrama de la película: los comportamientos de los personajes no son los habituales, sino que han sido modificados por unas personas que se encuentran en una especie de oficina controlando todo lo que ocurre, quién muere, quién se salva, qué tipo de monstruo los mata, todo aquello para satisfacer los gustos de un “cliente” que no desvelan, como si se tratasen del propio director y productor de la película. Toda esta subtrama le quita hierro a la historia de terror, que más que miedo lo que produce son carcajadas la mayor parte del tiempo, a la vez que introduce una sutil crítica hacia la industria cinematográfica.
Lo que llama la atención de este planteamiento, aparte de su originalidad, es que en el propio guión Whedon y Drew Goddard se vengan de todos esos estereotipos desencadenando un brutal desenlace que descolocará al espectador. Utilizan una forma predecible de narrar lo impredecible.
En este metraje lo que ambos guionistas demuestran es conocer profundamente este tipo de géneros y ese conocimiento es lo que les permite jugar a sus anchas con ello, reírse de ello en la propia pantalla, divirtiéndose modificando a su voluntad las tramas, tornándolo hacia lo excesivo.
The Cabin in the Woods es un ejercicio de revisión y de apuesta por algo nuevo y llamativo, pero quizá la pregunta sea: con esta aportación final, ¿se consigue transgredir verdaderamente el género, o detrás de todo ese juego de espejos solo se esconde otro producto más de la estandarizada cultura de Hollywood?
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