Reseña de Miguel Delgado
Jason Reitman se convirtió hace un tiempo en el director indie más aclamado de USA, sustituyendo Alexander Payne, que estaba inactivo en esos momentos. Aparte de uno de los niños mimados de la Academia durante unos años. Y es que este hombre, hijo del director Ivan Reitman, ha facturado muy buenas películas. En lo personal, Gracias por fumar (2005) y Up In The Air (2009) me parecen las mejores de su filmografía, puesto que Juno (2007) siempre me ha parecido bastante sobrevalorada, sin dejar de ser una buena película. Con cuatro nominaciones al Oscar, dos seguidas como director, parecía que un film suyo era una apuesta segura. Young Adult (2011) no recibió el apoyo masivo de sus anteriores propuestas, pero su nueva película está tan alejada, no solo de sus anteriores trabajos, sino de ser una buena película, que es digno de mención, pues uno tampoco llega a entender cómo ha podido realizar un trabajo como este.
Los anteriores trabajos de Reitman se han caracterizado por cierto punto ácido, sobre todo respecto a la actitud de sus protagonistas y su manera de relacionarse en la vida. Pues bien, cualquier atisbo de crítica o madurez aquí queda borrado de un plumazo en favor de una cursilería adolescente que hace sonrojar al espectador más blando. Solo durante los primeros minutos, cuando parece que un hombre va a secuestrar a su mujer y a su hijo, te mantiene interesado por saber qué pasará. Pero este secuestrador no tiene ya no un lado oscuro, o más banal y despreciable hacia la sociedad como ese George Clooney de Up In The Air, sino que es un hombre maravilloso, bondadoso, de buen corazón, un experto en absolutamente todo y que además da a parar con una familia que le necesita. Hasta aquí, parece que nos encontráramos ante una adaptación de cualquier novela de Federico Moccia, en la que el melodrama almibara cada fotograma hasta el punto de provocar diabetes.
Hasta aquí la película se ve ya inverosímil, aunque con cierto entretenimiento. Pero poco a poco va aflorando algo que realmente no esperaba, la estupidez de los personajes. Se podría hacer una lista de situaciones absurdas provocadas por la ineptitud de este triangulo, que entre ellos son un microcosmos de perfección vomitiva, pero cuando tienen que preocuparse del mundo exterior son completamente disfuncionales. Tenemos a Josh Brolin, como ese fugitivo encantador, tan preocupado de que no le pillen pero que saluda al hijo de la vecina como si no pasase nada, una Kate Winslet en un papel totalmente anodino y triste hasta el exceso, que se muestra tonta y excesivamente aterrada cuanto tiene que mentir (por amor, claro). La escena del banco es ridícula.
Aunque casi el que más protagonismo tiene es Gattlin Griffith, el hijo de ella, que no puede lucirse con un niño insípido y tan tonto como los otros personajes. Pues en gran medida también esta es una de esas películas en las que se habla del paso de la adolescencia a la madurez, y es cuando se vuelve más plomiza. Conocerá el amor él también, de la mano de una niña absolutamente insoportable (en un intento de hacer otro personaje a lo Juno, pero fracasando terriblemente). Su decisión de contar a todo el mundo el secreto que se supone debía guardar es incomprensible, y sus dudas sobre Brolin resultan inútiles y pesadas, ya que el espectador jamás las tiene. Los otros personajes que pueblan la pantalla: el divertido Clark Gregg como un padre simplón y graciosillo, casado con una mujer estúpida, James Van Der Beek como el policía más entrometido del mundo (aunque, como todos, sin demasiadas luces). También por ahí hace un par de cameos desaprovechados J.K. Simmons y Tobey Maguire.
Y por si fuera poco la cursilada, la obviedad, la inverosimilitud, la estupidez suprema, y un uso espantoso de los flashbacks, hay que añadirle otro aspecto aún más preocupante que muestra que la cinta se le va desde el principio de las manos a Reitman, y esa es la truculencia. Muy de color de rosa, eso sí. Para quien ya haya visto el film SPOILER resulta injustificable que ese hombre perfecto realice un acto de violencia por el que mate a su mujer nada justificado. Podría Reitman haber sido mucho más sutil (un forcejeo), pero no, empujón y fuera. Y lo peor es que Kate Winslet tiene la típica frase de “eras muy joven; no fue tu culpa…” tan típicas en películas de encarcelamiento injusto, que no es el caso. Volviendo a Winslet, su flashback con el bebé fallecido, vestido como un muñeco, en otro de esos momentos de música azucarada, resulta tan tétrico que asusta. FIN SPOILER.
Lo único bueno de esté film, que solo puedo entender que le guste a quinceañeras ávidas de cuentos de hadas, es la fotografía, que tampoco es que sea espectacular, simplemente funcional. Y nada más. Un despropósito en personajes, historia, narración e intenciones que llega hasta a aburrir en su visionado, aunque recordándola puedes echarte un buen puñado de risas. Ni siquiera los siempre competentes protagonistas están destacables, ya que poco pueden hacer con unos personajes de encefalograma tan plano. Eso sí, entre las habilidades de Brolin-MacGyver se encuentra también la repostería, algo que la película recalca con unos diez minutos de familia feliz en el que te enseñan a hacer un pastel de melocotón que tiene muy buena pinta. Poco más podrás aprovechar de esta nefasta cinta.