Reseña de Miguel Delgado
He de reconocer que desconocía el origen literario de El corredor del laberinto cuando se anunció su realización. A día de hoy es algo que no he solucionado, y es que no soy muy amigo de los grandes éxitos literarios juveniles surgidos a partir del éxito de la (esta sí que muy estimable) saga de Harry Potter. Muchos libros llevados al cine con diverso éxito y agrupados en temáticas; y si hace unos años teníamos que aguantar historias de amor surgidas a partir de la inefable saga Crepúsculo, ahora es Los juegos del hambre y sus secuelas las que mandan el camino a seguir. Con la primera película de la serie de films protagonizados por Jennifer Lawrence tuve suficiente, así que en principio ningún producto, tanto literario como fílmico, me atrae en demasía. Pero he de reconocer que el tráiler de este nuevo estreno sugería una obra con posibilidades de ser un entretenimiento digno y vibrante, algo que por suerte no es alejado al resultado final, aunque posea sus “peros”.
Un chico llega a un claro, sin recordar nada de su pasado. Allí encontrará más muchachos jóvenes que ya llevan tiempo allí, y rodeándoles completamente, un gigantesco e implacable laberinto. Este es el punto de partida, de lo más intrigante, que ya desde el primer momento trae a la mente una serie de reminiscencias de otras obras: en su presentación de personajes y situaciones recuerda mucho, tanto en tono visual como en tratamiento narrativo, a la maravillosa serie Perdidos, pero en vez de rodeados por agua están cercados por ese laberinto con toques de Cube (1997, elevado a la enésima potencia), e incluso recuerda a El bosque, de M. Night Shyamalan (2004, sin la poesía de ésta). Aunque hay dos puntos a favor: ninguna de estas referencias que puedan venir a la mente del espectador da la sensación de refrito, y ser una versión más juvenil de las obras a las que recuerda no se traduce en una mayor estupidez, sino simplemente en una cuestión de diferente rango de edad de los personajes.
Unos personajes bien definidos, que pueden caer en el tópico dentro de lo que son los integrantes de un grupo, pero resultando lo suficientemente carismáticos como para seguir la historia por interés. Una historia en la que, durante unos ávidos primeros 70 minutos, lo desconocido se mezcla con la aventura y la lucha social de manera equilibrada e interesante, aunque luego empiece a mostrar los defectos. En el ámbito técnico, el director de animación Wes Ball debuta con su primer largometraje, manejando con holgura tanto el drama como la acción. No realiza un trabajo excesivamente original ni majestuoso, pero cumple a la perfección, mejor de lo esperado, como ocurre con la vibrante banda sonora de un desconocido John Paesano. Bien también a nivel de efectos.
Es en el último tercio del film en el que se le ven las costuras. Si hasta entonces había pasado como aventura de personajes entretenida y más que cumplidora, la aparición del personaje de Kaya Scodelario empieza a poner los defectos de la cinta. No por su actuación (la chica cumple con lo poco que requiere su personaje), si no porque no aporta nada ni como persona ni su condición sexual, un elemento desaprovechado del todo SPOILER ¿Ni la más mínima tensión sexual entre los jóvenes varones, muchos llevando allí años? No solo queda raro, si no surrealista FIN DE SPOILER, a partir de ahí la cinta entra en su recta final en la que toda la trama acaba por embarullarse, por introducir elementos que hasta ahora no habían parecido típicos de Los juegos del hambre (2012) y sus derivados, como Divergente (2014), esa especie de reivindicación social con tufillo a chamusquina, como una pija con ropa cara intentando ser amiga de su sirvienta. Poco interés tiene gente con bata blanca de empresas que importan un bledo. Las explicaciones que hay son mínimas, absurdas y contradictorias, y lo peor es ese final claramente abierto para una secuela, algo que se veía venir de lejos pero que durante los mejores momentos de la cinta tuve la osadía de creer que no aprovecharían.
En definitiva, con un final más trabajado y menos copiado de las modas actuales, con un poco más de valentía, podríamos haber gozado de una estimable película, ya que durante gran parte de su metraje propone unas dosis de aventuras, intriga, y relaciones bastante interesantes (como en la ya citada serie de J.J. Abrams). Todo queda listo para una secuela, que todo sea dicho de paso no tengo tan claro que vaya a realizarse, al no tener esta película caras conocidas ni estrellas en el reparto, ni contar tampoco con una campaña publicitaría mastodóntica. Pero quedémonos con las cosas buenas.