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Sueño de invierno (Winter Sleep – Kis uykusu -, 2014)

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Tras pasar con éxito hace unas semanas por la sección Perlas del Festival de San Sebastián, se estrena en cines la epopeya existencialista de más de tres horas de Nuri Bilge Ceylan que ganó la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, Winter Sleep. Premio que supone el remate definitivo del reconocimiento a nivel internacional de una cinematografía con una personalidad tan marcada como es la turca[1]. Con guion co-escrito, como viene siendo habitual en sus últimos trabajos, con su mujer, Ebru Ceylan, Winter Sleep continua en la línea trascendental que el director inició con Érase una vez en Anatolia (2011), pasando del thriller rural al drama humano. Ceylan transforma un episodio en la existencia crepuscular de un hombre normal en algo solemne, trágicamente shakespeariano. No es casualidad que, hacia el final, la película acabe citando Ricardo III explícitamente, obra a la que seguirá emulando en su utilización metafórica de los caballos (“¡My kingdom for a horse!”) Junto al autor inglés, el principal referente de Winter Sleep es la literatura naturalista y realista rusa, siendo Chejov otra fuente de inspiración manifiesta.

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Winter Sleep está protagonizada por Aydin, otrora intérprete teatral, que regenta un hotel en Capadocia, además de dedicarse a escribir columnas para un periódico local, y recabar información para un libro. “En los tiempos que corren, aburrirse es un auténtico lujo”, afirma con recriminación en un momento determinado. Un hombre al que le es más fácil relacionarse con sus huéspedes y sus vecinos que con su familia, y que se mantiene constantemente ocupado para no reconocer su incapacidad de enfrentarse directamente a los problemas. A través del pequeño universo de este personaje y de aquellos que le rodean, Ceylan recurre al objetivismo para presentar un marco social en el que ofrece una visión escéptica de la comunidad turca, de la que critica su hipocresía para mantener las apariencias. Con cinismo y salpicado de cierto humor, pone de manifiesto un problema de clases, no solo económicas, sino también intelectuales. Pero la actitud (no del todo consciente) de superioridad de Aydin con respecto a los demás, tiene su correspondiente proyección en sí mismo por parte de su joven esposa, que se casó con él enamorada de un gran actor, y que ahora le desprecia, y su hermana, que oculta bajo una buena cara un resentimiento de años que acabará por explotar en el momento cumbre de la película.

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Y es que también de la literatura realista hereda Winter Sleep su tratamiento de las relaciones entre personajes. La película se configura a través de determinados conflictos, que se van exponiendo de forma teatral en larguísima escenas dialogadas. La formación fotográfica del matrimonio Ceylan se aprecia en la manera visual de narrar la historia. Aunque la cinta es dialéctica, con un guion muy potente, en la mayoría de las ocasiones, director y escritora nos cuentan lo que hay detrás de la superficie y de las palabras vacías a través de los estudiados planos. Mientras que la fotografía de interiores es preciosista y barroca, la del exterior da una sensación de desapacible inquietud. Winter Sleep no está ubicada en Capadocia por cualquier motivo. En la última parte, centrada en los conflictos del matrimonio, es fundamental el turístico y a la vez inhóspito lugar en el que se encuentran, un espacio cerrado del que no pueden escapar aunque quieran, ya sea por razones meteorológicas como una tormenta de nieve, o emocionales: los protagonistas deben permanecer uno al lado del otro, aunque se detesten. “Sigamos juntos, aunque sea a tu manera”, le suplica Aydin a su mujer; y es que en el limitado lugar en el que habitan, puede ser que no exista otra forma de amar que la suya.

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Quizás lo único que se resiente en todo el conjunto sea una especie de miedo por parte de Ceylan a lidiar con los planos largos. El director sabe cómo mantener la cámara, pero corta en momentos que piden a gritos una continuidad. Algo que, por otro lado, podría tratarse de una forma más de exasperar al espectador, desbordado ante las numerosas capas y ramificaciones (no se puede dejar de hacer alusión a la observación sobre oficio crítico que hace Aydin en un momento en que su hermana le confiesa lo poco que le gustan sus escritos) del filme. Sin resultar en absoluto abstracta, tal vez la densidad de su mensaje no nos permita apreciar bien lo que es, en esencia, Winter Sleep: un monumental lamento hacia aquellos que dejan pasar de largo su vida. “Una vida planeada de antemano no es una vida de verdad”, afirma muy elocuentemente uno de los huéspedes del hotel de Aydin. Las expectativas con respecto a algo que la vida no puede ofrecer, es lo que conduce a los personajes de la película a una amargura permanente. Ninguno de ellos lleva la existencia que esperaban. La cuestión es rebelarse a ello, o conformarse, con todas sus consecuencias. Transitar entre ambas actitudes, nos dice Ceylan, es imposible,  y solo va a traer desgracia.

 

[1] Para más información sobre este tema, se recomienda leer el suplemento La década dorada del cine turco publicado en Caimán Cuadernos de Cine, nº 31 [82] Octubre 2014

2 comentarios el “Sueño de invierno (Winter Sleep – Kis uykusu -, 2014)

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Esta entrada fue publicada en 9 octubre, 2014 por en Cine turco y etiquetada con , , , , , .
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