Ninja Turtles -Las Tortugas Ninja- (Teenage Mutant Ninja Turtles, 2014)
Reseña de Miguel Delgado
Para todos aquellos que a día de hoy tenemos entre 25 y 30 años, Las tortugas ninja son parte de nuestra infancia. Ya sea por las series de animación, o por las películas de acción real realizadas a principios de los 90 (sobre todo las dos primeras), fueron un referente y fuente de diversión para toda una generación. Estos simpáticos personajes, creados hace 20 años por Kevin Eastman y Peter Laird como parodia de la obra de Frank Miller, han aguantado a través de dibujos animados y merchandising a los largo de los años. Hollywood no iba a desaprovechar la oportunidad de sacar tajada de la saga. Lo intentaron con una película de animación por ordenador en 2007, TNMT. Fue un fracaso a todos los niveles y nadie la recuerda ya, pero no hay problema hoy en día en volver a comenzar con los mismos personajes en un plazo absurdamente corto. Las nuevas tortugas ninja vienen de la mano de Michael Bay como productor, con Megan Fox como protagonista y los espectadores temblando. Críticas penosas y exitazo de taquilla en USA. Al final, tal vez no ha sabido juzgarse ni verse con nostalgia por la prensa especializada una película muy tonta, pero sin duda divertida.
Mucho se habló en su momento del guion de Ninja Turtles (incomprensible que precisamente este título no se haya traducido en nuestro país), una producción que llevaba tiempo dando vueltas por la mente de Michael Bay, del que se iba a encargar personalmente en su momento. Parte de este guion se filtró en internet, para escarnio del director. Un estilo desastroso y un conocimiento nulo de las reglas de los libretos provocaron numerosas burlas por todo el mundo. La noticia de que estas tortugas iban a ser alienígenas no hizo ninguna gracia, sino que cabreó a los numerosos fans de los personajes. Al final del guion se han encargado tres personas (y ninguna es Bay), para entregar una obra de narrativa y desarrollo rutinario y de lo más típico, pero que respeta en gran medida a los animales mutantes, y posee un buen puñado de ingeniosos y divertidos diálogos que convierten la experiencia en algo agradable y ameno. Posee un humor muy paródico y autoconsciente (incluso se bromea con el origen extraterrestre que en su día propuso el director).
Tengo la teoría personal de que una de las razones por las que Michael Bay ha producido Ninja Turtles es para demostrar que otro director puede ocuparse de la saga Transformers, que está deseando abandonar. El que se sienta ahora en la silla es Jonathan Liebesman, director de obras olvidables como Invasión a la tierra (2011) o Ira de titanes (2012), que conseguía ser tan insulsa como la primera entrega. Por esa razón llega a sorprender ligeramente que lleve bien la narración de la cinta, y la acción, con varios momentos interesantes de planos sin cortes que hace las peleas más interesantes, aunque abusa de manera clara de la cámara lenta, con el único propósito de adecuar las persecuciones y las luchas a la moda actual, pero sin demasiado sentido dentro de la propia historia del filme. Los efectos especiales, como no puede ser de otra manera, destacan, aunque se nota que no es una superproducción de máximo nivel. La recreación de personajes CGI se queda dos o tres pasos por debajo de lo visto en El amanecer del planeta de los simios (2014) por ejemplo, aunque funcionan mejor en las escenas con luz diurna.
Las tortugas son, como debe ser, las grandes protagonistas, interpretadas en captura de movimiento por actores no muy conocidos (aunque la voz de Leonardo ha sido doblada por el cómico Johnny Knoxville). Lo mejor de todo es que pueden reconocerse en estos musculados animales antropomórficos aquellas que muchos vieron de niños, al menos en las películas con actores reales (enfundados en trajes de goma espuma en esa época, claro). Comen pizza, son divertidas y cada una con su personalidad definida, era lo que principalmente se le pedía a la película. Si los personajes humanos hubiesen sido mejor ya sería un plus, pero por desgracia tampoco hay mucho que destacar. Megan Fox cumple lo justo, pero le falta muchísimo carisma, una actriz con más gracia habría sido capaz de crear un personaje capaz de medirse de tú a tú con las tortugas, algo que su April no consigue. William Fichtner está completamente desaprovechado, es un gran actor pero esta vez ha cogido el cheque y ya, aunque su papel no daba para más. Lo de Whoopi Goldberg es un casi un cameo, con apenas un par de escenas en pantalla. Quien sí destaca es Will Arnett, aunque solo sea por ser un “chico” de película distinto al habitual. Un personaje similar aparecía en la cuarta entrega de Transformers (2014), pero era asesinado al principio de la cinta y reemplazado por un insulso guaperas perdiendo así varios puntos.
En definitiva, a pesar de lo dicho durante la producción, la película consigue ser bastante fiel y nostálgica para todos aquellos que crecimos con las simpáticas tortugas. De hecho, es la única superproducción en la que al decir que parece de los años 90 no se hace referencia a un aspecto negativo. Muy simple y muy tonta, nada innovadora, consigue divertir con su tono distendido, su humor paródico, y un buen ritmo distribuido en una agradecida hora y media. También ayuda a la buena impresión la imponente y aventurera música de Bryan Tyler (que este año está en todo). Propuesta para ver, disfrutar y olvidar. Ha habido películas mucho peores este año.
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