Crónica de Miguel Delgado y Sofia Pérez
Llega Marzo, y esto en Madrid quiere decir que comienza una nueva edición de la Muestra SyFy. Ya es la número 12, y cada vez congrega a más gente en el Cine Callao. Este año se está celebrando del 5 al 8 de este mes, y nos trae una serie de propuestas interesantes, con más películas inéditas que otros años (no hay Phenomena),que suplirán la ausencia de verdaderos pelotazos, como pudieron ser en pasadas ediciones La cabaña en el bosque (2012) o Snowpiercer (2013). Para comenzar siempre adelantan un filme de renombre que vaya a estrenarse en un plazo cercano de tiempo (la única película con fecha fija de llegada a nuestro país de la Muestra). Este año el turno ha sido de Chappie.
JUEVES 5
Chappie es la última película de Neil Blomkamp, que debutó en el cine con la genial District 9 (2009), a la que siguió un trabajo que dejaba mucho que desear como Elysium (2013). Había mucha curiosidad, y también temor, a la hora de ver la última cinta del futuro director de la nueva entrega de Alien, por ver a cuál de sus anteriores obras se acercaba más. La respuesta final ha sido que a ninguna, puesto que Chappie se sitúa en un tono muy diferente en su discurso, aunque visualmente tenga elementos típicos del director. Es macarra, excesiva, loca y absurda, un cóctel que termina revelándose muy divertido e incluso original, con unos excelentes efectos especiales. Destaca la presencia de los raperos Ninja y Yo-Landi (cuyos personajes se llaman como ellos, llevan camisetas de su grupo Die Antwoord y oyen canciones suyas), en su debut en el cine, así como el trabajo vocal de Shartlo Copley, actor fetiche del director, que pone su voz al robot protagonista. Por su parte no tiene mucho sentido coger a actores como Hugh Jackman o sobre todo Sigourney Weaver para papeles tan planos y secundarios. Cierto es que en el tramo final se alarga en exceso, y Blomkamp enrevesa demasiado la trama, pero la película da de sobra para un autoconsciente disfrute (a ritmo de machacona música de Hans Zimmer).
VIERNES 6
La segunda jornada de la Muestra, marcada claramente por la comedia, comenzó con la neozelandesa Housebound, del debutante Gerard Johnstone. La película utiliza todos los tópicos de historias de casas encantadas para reírse de ellos, y, a partir de ahí, configurar su propio relato. Que si bien no ofrece nada nuevo, está llevado con muy buen pulso y ofrece una buena cantidad de sorpresas como para mantener enganchado. Con adecuadas ambientación y banda sonora, la cinta tiene su mayor baza en el buen hacer y la química que existe entre las protagonistas, Morgana O’Reilly, una suerte de nueva Lisbeth Salander, y Rima Te Wiata. Algo alargada en su clímax final, que hace que el ritmo decaiga un poco, Housebound es sin embargo un divertimento con detalles muy cuidados.
La segunda película del día era Tokyo Tribe, de Sion Sono, una de esas locuras que solo son capaces de venir del país nipón. Una mezcla de todo tipo de géneros, con un montaje brutal y a ritmo de rap (es un musical con todas las de la ley). Nos encontramos ante una propuesta absurda, excesiva, una locura monumental que sin duda es muy disfrutable y más en el marco de este festival. Sono conduce la película como un camión de mercancias a toda velocidad; el viaje es excitante pero obviamente se encuentra lejos de la perfección. La película tarda 45 minutos en presentar una linea narrativa concreta, algunos actores son insoportables y en numerosos momentos está a punto de desbordarse ante tanto exceso. Sin embargo, el espectacular tramo final, que va con todo, ayuda a afianzar la sensación de curiosidad digna de apreciarse. Y salir del cine haciendo movimientos de hip hop.
Junto a Sion Sono, otro de los nombres más potentes del día era el de Joe Dante, uno de los maestros del género desde los 80 hasta la actualidad. Con su último trabajo, Burying the ex, mantiene esa fórmula universal y atemporal que le ha hecho famoso, llenándola de referencias cinematográficas, especialmente en lo que se refiere al tema de los zombies. La película, por tanto, es terreno conocido por parte de Dante (esa figura endemoniada con poderes que causa todo el conflicto, y que podría estar sacada de la tienda donde estaba Gizmo en Gremlins -1984-), y se sirve de ello para darle la vuelta a la típica historia romántica, convirtiéndola en una casi nunca terrorífica pero siempre muy divertida revisión del “Happily ever after”. Al final, lo que queda como un simpático entretenimiento, que funciona muy bien especialmente por el carisma del reparto, encabezado por Anton Yelchin y Ashley Green.
Antes de la primera sesión nocturna del día, se proyectó el cortometraje español Safari, de Gerardo Herrero, avalado por su participación en Cannes. Rodado en Madrid pero ambientado en un instituto estadounidense, que refleja las situaciones extremas a las que puede llevar el bullying escolar. Con unas imágenes escalofriantes, y una narración muy tensional, que culmina con un devastador final, Safari puso la nota dramática a la jornada, al tiempo que se revelaba como uno de los trabajos más sólidos y complejos de la misma.
No sabía que me encontraría exactamente cuando me dispuse a ver Lo que hacemos en las sombras, la segunda cinta neozelandesa del día. Este mockumentary de vampiros se aleja muchísimo de lo que hemos visto en el cine hasta ahora, siendo una comedia pura que funciona como mucho más que una parodia. Con un guión inspiradísimo y un reparto en estado de gracia, los directores y guionistas Taika Waititi and Jemaine Clement (que además protagonizan la cinta) consiguen la carcajada sin dificultad. Al principio uno puede pensar que la propuesta no va a poder mantenerse al mismo nivel durante sus 85 minutos de metraje, pero por suerte no hay bajones, dando así lugar a la mejor película de la Muestra hasta el momento, y al mejor personaje (el ya mítico Stu).
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