Reseña de Miguel Delgado
La cinematografía japonesa es sin duda una de las más interesantes y variadas del mundo actualmente, y aunque por desgracia no lleguen demasiados estrenos del país nipón a la gran pantalla por estos lares, todavía quedan algunos directores reconocidos capaces de mantener la presencia en los festivales más importantes del mundo y finalmente que podamos ver sus películas en los cines. Uno de los más de reconocidos es Hirokazu Koreeda, director famoso por la delicadeza que ha demostrado en obras tales como Nadie Sabe (2004) o Still Walking (2008). Tras ganar el Premio del Jurado en Cannes con su anterior trabajo De tal padre, tal hijo (2013) vuelve con un nuevo filme en la que poder explayar sus inquietudes.
Nuestra hermana pequeña es una adaptación del manga Umimachi Diary de la escritora Akimi Yoshida, y cuenta la historia de tres hermanas que al asistir al entierro de su padre al que no veían desde hace quince años, descubren que tienen una hermana pequeña que no conocían. El argumento ya se presenta como una herramienta perfecta para Koreeda, acostumbrado a tratar temáticas familiares, que si bien pueden resultar desestructuradas, a ojos del director no se muestran desesperanzadoras, sino todo lo contrario. Los mensajes de perdón y redención se encuentran aquí de nuevo, aprovechando para hablar de progenitores que no han tenido presencia en la vida de sus hijos, el peso de la responsabilidad familiar…
Es sin ninguna duda una película con mucho corazón, algo que solo grandes cineastas pueden dominar sin caer del todo en el sensacionalismo. Resulta curioso que aunque nos encontremos ante una historia de tono completamente realista y de una naturalidad que se hace palpable en cada uno de sus fotogramas, es realmente una obra con cierta estilización “amigable”, para enfatizar el toque sentimental y poético. De esta manera, hay que contar con la presencia de dos o tres momentos algo cursis, aunque sin duda no empañan el buen hacer general, pues la sensibilidad y la emotividad están medidas con precisión casi milimétrica.
Tras varios años dedicándose a esto, Koreeda ya puede presumir de poner un indudable apartado técnico de calidad hermosura a pesar de su aparente sencillez, un control sobre el ritmo excelente, y sobre todo de un trabajo con el reparto magnífico. Aquí nos encontramos con cuatro personajes femeninos muy bien escritos e interpretados, cada uno con su diferenciada personalidad y su propio papel en la trama. Un plantel de secundarios encantadores ayudan a apuntalar el gran trabajo coral.
Nuestra hermana pequeña es una de esas películas de temática familiar que, como casi cualquiera de este realizador, deberían convencer a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad. Apenas se le puede poner alguna pega a un trabajo que, ya solo con el nivel de la narración, los temas a tratar y un estupendo elenco, hace que sea de lo más fácil sentirse identificado. Y sin duda salir del cine con una buena sensación en el interior sin la impresión de le hayan inyectado a uno una sobredosis de azúcar, algo más difícil de conseguir de lo que parece.