Reseña de Miguel Delgado
En 2012 llegó a nuestras pantallas Jack Reacher, lo que fue otro paso más en la dirección de la carrera de Tom Cruise como héroe de acción. Sin embargo también había algo especial en este personaje extraído directamente de las novelas de Lee Child. Aunque en su medio de nacimiento este ex militar con vida de vagabundo no es descrito físicamente de una manera muy cercana a Cruise, el actor aportaba su habitual carisma, y el director y guionista Christopher McQuarrie realizaba un thriller interesante aunque de final ramplón. Fue un éxito considerable teniendo en cuenta además que no se trataba de una producción excesivamente abultada, así que, aprovechando además el amplio número de obras literarias del personaje, se puso en marcha una secuela que ahora llega a nuestras pantallas.
Eso sí, McQuarrie se baja del barco y quien sube es Edward Zwick, conocido artesano de Hollywood con obras reconocidas como Leyendas de pasión (1994), El último samurái (2004) o Diamante de sangre (2006). Zwick realiza un trabajo competente, dejando que sea la estrella la que destaque en un producto más convencional, pero también más consciente de su condición, que la primera entrega. El punto de partida resulta bastante interesante, siendo durante sus primeros minutos un thriller maduro con toques esporádicos de acción (una fórmula algo pasada últimamente que parece que vuelve a la palestra con producciones como estA o la reciente El contable -2016-).
Sin embargo, en seguida varios problemas afectan a la producción. Mientras que los personajes de Cruise y Cobie Smulders funcionan a la perfección en la trama, la joven adolescente Danika Yarosh resulta un lastre. Un personaje que entorpece la historia por lo tópico y mediocremente escrito que se encuentra. Por desgracia pasa a ocupar una parte importante de la trama, creando una sensación agridulce. Tampoco resultan excesivamente convincentes las motivaciones y ansias de revancha del villano al que interpreta Patrick Heusinger. Con más trabajo y seriedad en estos dos personajes no encontraríamos ante una obra que funcionaría de una manera mucho más acertada y sobria.
Técnicamente profesional, sin demasiados alardes ni nada a destacar por encima de la media (ni siquiera esa banda sonora del habitualmente inspirado Henry Jackman), Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás es una cinta entretenida, un producto cuya función es alargar el éxito de la primera entrega con la que presumiblemente, si todo va bien, será la primera secuela de tantas. En cualquier caso, se encuentra muy lejos de ser una mala película. Los fans del protagonista disfrutarán de su habitual buen hacer y los de los thriller de acción de una cinta divertida. Ninguno encontrará nada que no se haya visto antes, pero al menos no nos encontramos ante el típico producto de explosión fácil y encefalograma plano.