La película del día

Críticas de cine y cobertura de festivales

70º Festival de Locarno: Cineasti del presente

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Artículo de Luis Suñer y Sofia Pérez Delgado

La 70ª edición del Festival de Locarno, que tuvo lugar del 2 al 12 de este mes de Agosto ha continuado por segundo año su asociación con la web Festival Scope, la plataforma que permite visionar online películas de los más prestigiosos festivales de cine. En el caso de Locarno, es la sección competitiva Cineasti del presente, en la que se proyectan las primeras o segundas obras de autores emergentes a nivel mundial, la que está disponible para todos aquellos interesados hasta el próximo domingo día 20. En esta ocasión, se pudieron ver 10 de los 16 trabajos que participaron, algunos de ellos premiados en el Palmarés Oficial, tanto documentales como ficciones, de muy distintos estilos aunque con un interés temático común a muchas de ellos: la apatía y soledad del ser humano (especialmente los jóvenes) en el mundo contemporáneo.

A principios del siglo XX, las vanguardias artísticas postularon dos objetivos muy irreconciliables entre ellos. Mientras que un seguido de artistas quiso utilizar las herramientas que ofrecen las artes como un modo de transformar a la sociedad, otros se decantaron por la finalidad estética de las obras, rindiéndose a la complacencia que les producía el estudio de “el arte por el arte”. Cien años después, el turco nacido en Esmirna Gürcan Keltek, parece querer fusionar ambas posturas en Meteors, ganadora del Premio Swatch Art Peace Hotel a la mejor ópera prima. Un filme apabullantemente estético a la vez que consciente, social y revolucionario ante la situación actual del Kurdistán turco.

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Dividida en diversos episodios, nos narra de manera cronológica su visión de la realidad de la región durante los últimos años. De este modo, en un principio nos muestra la vida autóctona de los kurdos, así como la constante vigilancia militar del Estado turco. Después, observamos cómo la población kurda se funde con fervor ante la llegada del PKK, la facción militar de este pueblo sin Estado. Seguimos con el testimonio de los más débiles, sobre todo de los niños, para entrar de lleno en el conflicto urbano de los manifestantes contra la represión policial. Todo ello, siempre acompañado de la voz en off de una musa que se erige como figura lírica que une la belleza innata de las imágenes con los pensamientos artísticos el autor. Por último, los meteoros a los que alude el título se antojan como una metáfora de la violencia vivida en un lugar. Regresa en estas secuencias el filme a la abstracción para retrotraer de manera circular la esencia del espacio a sus orígenes, así como exteriorizar las pasiones de amor y muerte más humanas a partir de los seres vivos de la naturaleza.

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Por su parte, Those who are fine, primer largometraje tras una considerable carrera en el corto de Cyril Schäublin, que obtuvo también una mención especial como Ópera Prima, nos presenta un mundo distanciado, dominado por las potencias económicas y técnológicas, en el que colectivos como ancianos o inmigrantes quedan en segundo lugar. La película no ahonda en caracteres ni conflictos dramáticos, y frente a la grandiosidad de la naturaleza reflejada en Meteors, aquí es la ciudad, Zurich, la que engulle a los ciudadanos es una espiral de desidia e indiferencia hacia aquello que les rodea, aunque a veces se trate incluso de delitos. En este sentido es muy significativo que todos los personajes que salen en la cinta sean incapaces de recordar nombres de artistas, o títulos de canciones o de películas, como si la cultura fuera simplemente un efecto colateral de la sociedad robotizada en la que se ha convertido Suiza, cuya conocida neutralidad se cuestiona y toca de pleno a un festival que se celebra dentro de sus fronteras.

Si hablamos de ese aislamiento tan propio de la actualidad, la japonesa Sweating the Small Stuff (Edaha no koto), segundo largometraje de Ninomiya Ryutaro, que él mismo además protagoniza (dándole al personaje su propio nombre), escribe, monta y produce, sería un ejemplo canónico de ello, mostrándonos la vida simple y vacía de un joven sin expectativas ni intereses. Con una premisa parecida, la película portuguesa de la misma sección Damned Summer (Verão Danado), ópera prima de Pedro Cabeleira, menos grisácea y con un protagonista aparentemente inconsciente de su desconcierto, también analiza la obligación social de establecer relaciones fieles y la frustración ante la incapacidad de hacerlo; aunque narrada de fiesta en fiesta, dando importancia a la estética musical y lumínica, acaba siendo repetitiva y algo cargante.

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En el caso de Ryutaro, verá trastocada su anodina existencia por la noticia de la grave enfermedad de la madre de un amigo, con la que pasó mucho tiempo en su niñez. Sin embargo, no saldrá de aquí una fábula de aprendizaje ni crecimiento, y su contacto con aquellos que le rodean seguirá siendo puramente funcinal. Ninomiya, a través de una cámara inquieta en constante movimiento, muestra día a día el estancamiento sin grandes revelaciones de este hombre dominado por su propia inestabilidad emocional. Pero dentro de este panorama tan desolador, aún hay algunos (¿quizás?) ilusos que buscan aferrarse a la esperanza. Es el caso del protagonista de Severina, la segunda película del brasileño Felipe Hirsch, en coproducción con Uruguay, que comienza como un relato romántico de los (des)encuentros de un librero con una misteriosa chica que en ocasiones roba en su tienda. Basada en la novela homónima de 2011 de Rodrigo Rey Rosa, y dividada en capítulos a la manera a las novelas a los que se refiere, la primera parte hace gala de su sabor añejo y analógico, que si a veces puede pecar de cierta pedantería en sus diálogos, consigue mantener el encanto de esa inusual relación que se forja.

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Pero poco a poco, Severina se transforma para acabar derivando en un thriller con algunos toques fantásticos. Un misterio influenciado por el efecto de la erotomanía, o delirio de pasión amorosa: aquella que se da cuando alguien mantiene la creencia ilusoria de que otra persona, inalcanzable,  está enamorada de ella. Finalmente todo lo que vemos podría estar en las líneas escritas por el protagonista, en las cuales crea a un objeto pasional imposible, que quizás lo que consiga en abrirle los ojos para enfrentarse a su vida real y las cosas buenas que ésta también puede traerle. Concluímos así el repaso a una iniciativa que no solo impulsa la carrera de estos filmes, que resultan así mucho más visibles en diversos ámbitos de la industria, y el descubrimiento de nuevos talentos; sino que también es un medio para llegar a un público más amplio, creando así una comunidad cinéfila universal.

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Esta entrada fue publicada en 17 agosto, 2017 por en Festivales y etiquetada con , , , , , , .
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