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Críticas de cine y cobertura de festivales

A Taxi Driver. Los héroes de Gwangju.18.05.1980 (Taeksi Woonjunsa, 2017)

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Reseña de Miguel Delgado

En Corea del Sur son muy aficionados a repasar su historia a través de su cine. Con un pasado de lo más convulso, no faltan todos los años un buen número de películas en las que se aborden las antiguas dinastías, la ocupación japonesa, la tensa situación con sus vecinos del norte o, como en el caso que hoy nos ocupa, la propia dictadura que vivió el país el siglo pasado. A Taxi Driver: Los héroes de Gwangju se estrena este viernes, lo que es sin duda una buena noticia, ya que el cine de dicho país no suele llegar de manera muy seguida a nuestras salas, y aparte es una nueva oportunidad de ver al mejor actor coreano en la actualidad, el omnipresente Song Kang-ho, algo que nunca se puede desaprovechar.

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La cinta narra los sucesos ocurridos en 1980 en la ciudad de Gwangju, en la que las violentas represiones militares contra protestas estudiantiles provocaron numerosas muertes, algo que se intentó ocultar por parte del gobierno. Todo esto desde el punto de vista de dos personajes reales: un anónimo taxista coreano (el citado Kang-ho) y el periodista alemán Jürgen Hinzpeter (Thomas Krestchmann), figura reconocida y premiada en Corea por su labor en la difusión de los acontecimientos reales. El director Jang Hoon ya tenía experiencia en historias reales reivindicativas tratadas de forma dramática y grandilocuente con su anterior trabajo, la bélica The Front Line (2011), y aquí aplica el mismo estilo: una realización impecable, así como su diseño de producción, buen ritmo y una historia digna de ser contada, aunque según avanza el metraje entrando en terrenos demasiado sensibleros exagerados para exacerbar la tragedia. Y aunque eso es algo más remarcado en otros directores (los coreanos son bastante dramáticos), la película pierde algo de seriedad como crónica. Una pena dado que los momentos en los que retrata las manifestaciones y la lucha desatada resultan imponentes. Finalmente, todo queda reducido a militares en cuartos oscuros fumando y las pobres gentes del pueblo realizando todo tipo de heroicidades.

Esto no resta interés en la representación de la cinta de una situación extrema que resulta extrapolable, salvando no tan grandes distancias, a la realidad de muchos lugares del mundo hoy en día. Sin ir más lejos, la actitud de las autoridades y la manipulación de los medios resulta algo muy común en nuestro país. Resulta muy interesante observar como en Corea del Sur se afrontan estos pasajes históricos de manera tan directa, e incluso con un ligero toque de cine espectáculo. Por lo demás, un filme técnicamente impecable (nada nuevo viniendo de donde viene) y una dinámica entre los dos protagonistas que resulta de lo más acertada, así como el plantel de secundarios que les arropan.

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Es una pena que obras que tratan temas tan interesantes y dignos de ser repasados por su triste vigencia actual sean tratadas de una manera tan comercial. El resultado es un buen producto, pero la sensación de seriedad se acaba perdiendo un poco entre tanta carrera y tanta cara llorosa.

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Esta entrada fue publicada en 4 junio, 2018 por en Cine coreano y etiquetada con , , .
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